Sería muy fácil salvar este escollo con el manido tópico de no nombrar a nadie para no caer en olvidos imperdonables. Pero al tratar una devoción tan extendida en el tiempo y de tanta trascendencia para Burguillos, me parece imprescindible enumerar aquí a varias personas que durante sus vidas terrenas llevaron a gala su cariño y entrega hacia la Virgen del Rosario y que, como rasgo común, emprendieron ya el camino a la Casa del Padre. Comencemos por mi abuelo D. Joaquín Velázquez Carballar, nacido en Castilblanco, pero burguillero de adopción por vía matrimonial y que jugó un papel fundamental en la instauración de la Romería en honor de la Virgen. Sigamos con D. Manuel Medina Pérez, Alcalde que fue de Burguillos durante años en el régimen del General Franco y verdadero mantenedor de las Fiestas Patronales, a cuyo engrandecimiento dedicó múltiples esfuerzos. Espacio aparte merece Dª. María Pérez Solís, camarera de la Virgen y única Hermana de Honor de la Corporación, que con singular celo cuidó mientras tuvo fuerzas de todo lo relativo a la Señora y cuyo ejemplo de constancia y dedicación sigue constituyendo un referente en nuestra Hermandad. Tampoco pasó desapercibido D. Buenaventura Diaz Giraldez, quien desempeñó diversos cargos en distintas Juntas de Gobierno y se ocupó con ahínco de la contratación de las bandas de música a las que era un entusiasta aficionado. Mucho más joven era D. Antonio Velázquez Olmedo, Alcalde de Burguillos en el comienzo de la Transición e impulsor del cambio de fechas de las Fiestas acaecido en 1976, se convirtió luego en un gran benefactor de la Hermandad, a la que regaló entre otros enseres, el magnífico retrato, obra de Rafael Rodríguez, que preside la Ermita de la Madroña. Hermano Mayor a comienzos de los años 70 fue D. Enrique Majua Delgado, otro entusiasta de la Virgen que nunca se cansó de colaborar con nuestra Hermandad y cuya imagen pediendo por las calles para pagar el Paso aún tenemos presente. El máximo cargo representativo también ocuparon D. Manuel Pérez Cabrera y D. Miguel Pernía Sánchez. El primero de ellos estuvo vinculado a la devoción a la Virgen durante toda su vida y tuvo mucho que ver en el auge de nuestra Hermandad pues supo encabezar y luego dar paso a una juventud incipiente que venía pidiendo paso, iniciándose bajo su mandato la construcción de la Ermita de la Madroña. En lo que respecta al segundo, fue mayordomo durante bastantes años y después Hermano Mayor, tocándole el honor de presidir los actos conmemorativos del III Centenario fundacional. Y para concluir con este listado improvisado, en el que son todos los que están aunque no están todos los que son, citaremos a D. Pablo Pérez Diaz, trágicamente fallecido el pasado domingo de Resurrección a la temprana edad de 19 años en un desgraciado accidente de circulación. Heredó de sus padres la devoción a la Virgen y a fe que la cultivó con generosidad, pues en su corta vida fue costalero de la Señora, Directivo del Grupo Joven y capataz de la Cruz de Mayo. Ojala disfrute con la Coronación desde el Palco celeste que la Virgen le ha reservado junto a Ella.