
Burguillos no se entiende sin su Virgen del Rosario, nada hay más profundamente burguillero que la devoción a la Señora. Aquí nadie elige una Imagen a la que venerar, simplemente se nace con Ella arraigada en el corazón. Sin duda, la Patrona constituye la principal seña de identidad de nuestro pueblo, que no se entiende ni se comprende sin la presencia de esta antiquísima Devoción, como si se tratara del anverso y el reverso de una misma realidad. El burguillero recurre a la Virgen siempre, desde su nacimiento hasta que agota el último suspiro de vida. En el Bautismo nunca falta la instantánea fotográfica ante su Altar, igual que al contraer matrimonio. También es revelador el final de las Misas diarias, cuando de forma espontánea todos los feligreses que han participado en la Eucaristía se dirigen hacia el Sagrario para musitar una oración a la Virgen antes de abandonar la Parroquia. Que decir de nuestra vida cotidiana, en la que la Virgen aparece por doquier: enmarcada en cualquier hogar, guardada como recuerdo en todas las carteras, en las medallas que cuelgan en el interior de los vehículos, prendidas de las cadenas doradas que adornan tantos pechos, etc. Incluso, nuestra Devoción más querida aparece en el habla; así es común que se diga que tal objeto tiene no se cuantas Vírgenes del Rosario, en vez de referirse a los años; o que califiquemos a una persona como vestida de virgen cuando va estrenando atuendo. Por cierto, es altamente revelador que los Burguilleros cuando nos referimos a esta Imagen hablemos, simple y llanamente, de la Virgen , sin necesidad de pronunciar su nombre o añadirle el título de su Advocación. No hace falta, sin nombrarla todos sabemos de quien hablamos. Y de esta forma llegamos a la muerte, basta con acudir al Cementerio Municipal y echar un vistazo a las múltiples lápidas: la Imagen más repetida es la de la Señora. Para ejemplificar esta uníón insoslayable que cumple siglos en vez de años, insertemos los versos populares:
Le diré que cuando muera
Quiero que me lleven al Sagrario
Para decirle, solamente,
Aquí me tienes Rosario